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Camboya, otro destino gris para jugadores sin miedo

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Asia es el refugio de una clase muy especial de grinders. Fuera de los grandes centros de juego como son Macau, Manila o Goa, el poker es una aventura. Los paí­ses del Sureste asiático comparten una especie de semivací­o legal que permite que los jugadores más «echaos p’alante» y con mejores contactos encuentren nichos muy especiales de mercado que suenan a guión de Hollywood, pero que están ahí­.

Uno de esos paí­ses es Camboya. La edición digital del Southesat Asia Globe ha dedicado una columna a los jugadores, en su mayorí­a británicos, que han hecho de Camboya su residencia (ví­a Pokerlistings).

Lo primero que hay que entender es que la situación en esta zona puede variar completamente de un dí­a para otro. La mayorí­a comparten leyes que prohí­ben el juego. Pero una de las fuentes más importantes de ingresos es el turismo. Así­ que se construyen casinos en las zonas turí­sticas, en los que supuestamente no puede entrar la población local. El WPT y el APT han organizado torneos de poker en Camboya, y existe una limitada escena de poker legal en el paí­s

El caso es que es más lucrativa la no tan legal, y tampoco existe presión policial ni judicial para hacer efectivas estas leyes. En los casinos entran jugadores camboyanos, y en otras zonas del paí­s abren clubes de juego en la sombra.

Como explican en el artí­culo, son varios los factores que atraen a los grinders. Los impuestos, por ejemplo. Los juegos no están sometidos a carga fiscal. El rake, también. En los casinos puede llegar a ser muy alto, pero en los clubes «alegales» es í­nfimo. Y aúnque no lo fuera, otro factor importasnte es que la vida allí­, sobre todo fuera de los focos turí­sticos, es baratí­sima, así­ que con una ganancia mí­nima se puede uno permitir un nivel de vida mucho más costoso de conseguir en Occidente.

Tanta comilla y pero sobre la legalidad o alegalidad del juego en los párrafos anteriores tiene un por qué. La mayorí­a de jugadores recreacionales asiduos a las partidas de alto nivel son o bien, funcionarios, polí­ticos de distinto nivel o gente con contactos ne las altas esferas.Es un poco cliché, pero es así­, los contactos son los que mueven el negocio, y se intuye que los clubes están protegidos. Y tampoco te pienses que hablamos de garitos de mala muerte. Son poker rooms lujosas como el Riverking de la capital, Phnom Penh, con suelo de mármol, un bar perfectamente surtido y pantallas planas en las paredes, con todas las comodidas necesarias para cumplir con las exigencias de VIPS que llegan a montar botes de más de 60.000$. Se rumorea que el dueño de la sala es un miembro de gobierno camboyano. ¿Te vas haciendo a la idea?

Si esta última parte te suena un poco sórdida, te estarás preguntando, ¿por qué no limitarse a jugar online? Nadie te va a cobrar más en las tiendas por ganar el dinero a través del ordenador. Bueno, por lo que se comenta en el artí­culo referido es complicado encontrar una señal de Internet enteramente fiable y las retiradas de dinero de las salas a los bancos camboyanos es un proceso largo y con unos costes de tramitación bastante altos. Además, un montón de grinders probaron a crear una colonia de jugadores en Tailandia, paí­s vecino y más turí­stico aún que Camboya, pero acabó llamando demasiado la atención y derivó en problemas de chantaje y presión por parte de la policí­a.

Porque parte del problema que se puede presentar es llamar demasiado la atención. Al parecer, allá, el del poker en las altas esferas es dinero fácil. Los jugadores loclaes lo gastan con afan de socializar y divertirse. Y se corre el peligro de caer en los caprichos y la ostentación de otros famosos ballers que no vale la pena mencionar. Uno de los jugadores entrevistados por el autor dice que no conoce a nadie al que le haya ido bien en su entorno :»Acaban bebiendo y gastando demasiado. A veces, tanta fiesta y tanto uso de sustancias acaban minando la salud de las personas. He conocido gente a la que no le iba mal que ahora anda tirada por las calles«.

El autocontrol siempre ha sido una herramineta indispensable para el poker, pero también lo es para la vida. Hay sitios en que es más fácil perderlo, por lo que se ve. Aún así­, Camboya parece ser un destino atrayente para una clase muy especial de personas. Hace falta valentí­a, desapego familiar, disciplina y una mente abierta para aprender a jugar a las extrañas variantes que les gustan a los lugareños, que van desde el Omaha de cinco cartas a formatos totalmente extraños para los occidentales. Pero las recompensas pueden ser enormes.

Para profundizar más en la escena del poker en el paí­s, te puede interesar hojear los más de 10.000 posts que tiene el hilo de viajes dedicado a Camboya en Two Plus Two. Con un cafelito, quizá.