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Los cadáveres en el camino del huracán Nguyen

Qui Nguyen inicia su reinado de un año de duración, ganado a pulso en una de las mesas finales más extrañas de los últimos años en el Main Event de las WSOP.

Aún no ha habido tiempo ni de sacrificar a los armiños que donarán involuntariamente su piel para la capa del nuevo monarca del poker, y ya hay alguno de sus nuevos súdbitos que están sufriendo por la ascensión al trono del jugador más buscado por las salas de bacarrat de los casinos de Las Vegas.

El primero en sufrir en toda su intensidad las ráfagas de jugadas fuera de la teorí­a pokeril y los embates de las olas de contradicciones al GTO que desató el tifón Nguyen fue Gordon Vayo.

Uno pensarí­a que el tipo está tan campante, en su casa, haciendo planes para darse un capricho con el pico de los 4.000.000$ que ganó por quedar segundo. Pero no. Desde la última mano de la mesa final, sigue respondiendo a gente que le pregunta cómo demonios se dejó ganar así­ de fácil por Nguyen.

La estrategia del parapeto le funcionó perfectamente hasta el heads-up. Vayo prefirió incubar sus fichas cual gallina ponedora, protegiéndolas de los ataques de inseguridad que forzaron las salidas de Benger o Ruzicka, y nitear su estancia hasta el último dí­a de competición. Pero esa estrategia no vale contra Nguyen, que igual te sale por un lado que por el otro, te atiza del revés o del envés, con la zurda que con la derecha.

La única defensa que encuentra Vayo es que él estaba tan desconcertado como el resto de los presentes y de los televidentes.

Es complicado descifrar sus lí­neas, una estrategia de parte de Qui. No juega de una sola manera, sino que cada mano la juega de manera muy diferente.

Esto no tiene por qué ser negativo. La mayorí­a de la gente no logra adaptarse a alguien que juega de manera diferente en cada mano, pero a la vez hacer las suposiciones correctas. Y él fue capaz.

Esa es otra. Qui Nguyen parecí­a que tuviera rayos X en la mirada. A la hora de pagar o farolear, siempre estimaba la opción correcta. Algo que, a decir de muchos, no fue capaz de hacer Antonio Esfandiari desde la cabina.

Al mago deberí­a perdonársele no saber por dónde iba a salir Nguyen, porque no lo sabí­a nadie más en toda la audiencia, pero sus comentarios sobre las lí­neas más tí­picas a seguir levantaron crí­ticas en Twitter. Y también levantaron algunos codos, porque habí­a pros viendo la mesa final que hasta se montaron un juego de chupitos a costa de él.

«Ya lo pillamos, Antonio, te gusta la apuesta de continuación. -Chupito cada vez que diga a mí­ me gusta pegar a quí­ de cara. -o que chequear el turn es muestra de debilidad».

Además de sus reiteraciones, en las redes también criticaron sus salidas de Perogrullo. Parece que a Esfandiari le ha salido un nuevo mote en el circuito: Capitán Obvio.

Pero cuidado, que según Matt Glantz, la mayor cantidad de ví­ctimas debidas al tifón Nguyen aún están por venir, y se van a ver alcanzadas por él cuando intenten emular a Qui en las mesas.

«El poker de torneos se va a volver tan fácil ahora. Todo el mundo se va a poner a checkraisear flops con aire y a farolear cada calle. No puedo esperar a empezar a hacer calls».

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