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La autora de un libro sobre sexismo en el poker se disfrazará de hombre para jugar el Main Event

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Las WSOP ya tiene su primera patata caliente entre manos, a dos meses y medio de iniciar su edición de 2018.

Sia Layta, un nombre ficticio que firma el libro «Black Widow Poker», ha hecho pública su intención de jugar el Main Event disfrazada de hombre, para denunciar las dificultades que ha encontrado para jugar al poker en igualdad de condiciones siendo una de las pocas mujeres en un entorno mayoritariamente masculino..

Layta asegura haber sufrido un cierto tipo de bullying en las mesas, hasta el punto de considerar imposible poder jugar al poker como los hombres. Pone como ejemplo la cantidad de agresión que generan sus apuestas, hasta el punto de aconsejar a las jugadoras de poker que es mucho mejor que jueguen despacio sus manos. «Aunque es difí­cil ganar un torneo si todo lo que puedes hacer es limpear».

A medio camino entre la publicidad y la denuncia, las WSOP se pueden encontrar ante un serio problema de relaciones públicas, pues existe una norma que impide jugar disfrazado, algo que le puede costar a Layta la expulsión del torneo sin la devolución de la entrada.

El plan perfecto para la autora serí­a entonces ser capaz de alcanzar los premios sin llamar la atención y entonces revelar su verdadera identidad, una vez asegurado al menos el reintegro de la entrada.

La norma en vigor pde las WSOP reza que «los participantes no podrán ocultar su identidad. Los oficiales del torneo tienen que ser capaces de distinguir la identidad de cada participante en todo momento, y tienen la capacidad de poder peidr en cualquier momento a un jugador que retire cualquier complemento que dificulte su identificación o que pueda resultar un estorbo para el resto de jugadores«.

La regla en cuestión proviene de la edición de 2008, a la que Phil Laak se presentó con una máscara de latex y una capa de maquillaje que le hací­an parecer un anciano. El disfraz no era del todo convincente y pronto se supo quién era de verdad, paro dio lugar a especulaciones sobre posibles suplantaciones de identidad y ocultación de tells que forzaron a elaborar un reglamento que prohibiera tal práctica.

Seguro que Seth Palansky, director de las WSOP, preferirí­a no tener que verse en la tesitura de tener que lidiar con un problema de este calibre. El único consejo que tiene para la escritora-jugadora es que «ponga en marcha su idea en cualquier otro torneo que no tenga esta norma en vigor».

Los asesores de Layta no tienen tan claro que el hecho de que la jugadora adopte rasgos masculinos pueda desembocar en la aplicación de la normativa. «Hemos investigado, y parece que la norma se aplica a jugadores que tratan de poner a un pro en su lugar, o a cualquier otro intento de fraude. En el caso de Sia, jugará en su propio nombre, solo que la mesa la identificará visualmente como un hombre. Además, en la actualidad hay que tomar nuevas consideraciones, como que la presencia de personas transgénero se ha convertido en habitual».

En el libro, Layta recuenta numerosas experiencias jugando docenas de torneos disfrazada de hombre. El Main Event de las WSOP es una caso especial por su relevancia mediática. La autora opina que si las mujeres encontraran en la industria condiciones equiparables a las de los hombres «empezarí­an a llegar al poker en oleadas«.