En las pasadas Full Tilt Poker Series, hace ya casi tres meses Tomeu y yo, como miembros del equipo Bwin, jugamos el Día 1b. Muchas veces creemos que algo que ha ocurrido decenas, cientos, o miles de veces del mismo modo, volverá a ocurrir de la misma manera la siguiente ocasión. Falso. Recuerdo leer algo sobre cómo estamos condicionados a creer que el Sol saldrá cada mañana, que la Tierra siempre dará vueltas sobre si misma y que siempre tendremos oxigeno para respirar. Sin embargo, nadie puede tener la absoluta certeza de que mañana siga siendo así, y como ejemplo te daban el del pavo navideño. El pavo navideño pretende encontrar la verdad científica y estudia lo que ocurre a su alrededor durante varios meses. Al tercer mes está convencido de que ya entiende el mundo. El sol se levanta siempre a las siete y un señor muy agradable siempre viene a darle de comer a las 8. Al día siguiente de haber tenido esa revelación, el señor agradable le corta el cuello porque ha llegado la Navidad.
Este ejemplo sirve para ilustrar lo que me ocurrió al llegar al Casino. La rutina de mostrar el documento de identidad y acceder al recinto se vio truncada por una mujer de mediana edad cuando miró la foto del documento.
– ¿Este eres tú?
– Mmm, ¿tan diferente estoy con barba? †Obviamente al principio me lo tomé a broma. En el carnet tengo una foto sin barba y supongo que un aspecto más joven.
– Pues parece tu hermano. †La mujer continua tecleando y vuelve al ataque — ¿Seguro que eres tú?
– Ya sé que al natural soy más guapo, pero vamos, claro que soy yo…– El tono en que me lo decía me empezaba a mosquear. Entre que llegaba tarde y la fisonomista de turno, me encendí cuando me volvió a decir que no era yo.
– ¿Esto que es, una broma? â€Supongo que el tono hostil de mi voz le llevó a completar el tramite para no crear una escena, pero cuando ya me devolvía el carnet volvió a decir:
– Pues parece tu hermano…
Con la duda de si tenía un hermano gemelo, y con la certeza de que aquella mujer era digna de 1984, me metí raudo hacia el interior del casino para buscar mi mesa. Allí ya estaban sentados tres desconocidos a mi derecha y Adrií «Default» Rodríguez, Manuel Cuberos y Puzo a mi izquierda. Vamos, que ya veía venir que no iba a ser tarea fácil. Sin embargo la mano que me apetecía comentar fue contra un desconocido.
El jugador en cuestión había hecho varias jugadas poco ortodoxas, como transformar una pareja de nueves en un farol haciendo check-raise en un flop AQ5 quedándose comprometido con el bote cuando tenía la iniciativa preflop o un par de extraños faroles en botes limpeados. Sin embargo cuando tenía una mano medio fuerte jugaba muy pasivo y nunca apostaba por valor en el river. Con esta lectura se dio la mano en cuestión, en el nivel 200-400, yo con 21.000 de stack y él 25.000. Subo Ks10s en posición media a 1.000 y me paga ese jugador en el botón. El flop es
Con el
Pero cuán fue mi desdicha cuando aterrizó otra
No me arrepiento de haberme tirado, aunque luego me dijeran que tenía A10. De lo que si me arrepiento es de haber creado una situación tan difícil en el river, en la que todas mis fichas estaban en juego con una mano marginal. Creo que la decisión del turn de hacer check no es la más indicada. Con otra apuesta fuerte probablemente hubiera terminado la mano, tanto si hace fold como si va all-in, ya que no hubiera pagado.
El torneo terminó cuando mi AK se cruzó contra 99, pero eso fue lo de menos. Lo peor fue darme cuenta de que no había escuchado al instinto en aquella mano. Creo que siempre hay que hacer caso al instinto, muy pocas veces falla. Desperdicié una buena ocasión de doblarme y aumentar mi confianza al 100% por el miedo a caer eliminado y luego torturarme porque estaba claro que me iba ganando. Pero claro, supongo que el problema es cuando el torneo lo juega tu hermano en vez de ti, yo seguro que hubiera hecho call…