Hacía tiempo que no escuchábamos hablar a Daniel Negreanu en su habitual video-blog. Lo cierto es que tiene algo «descuidado» su «Weekly Rant«, pero apenas hace unas horas, el pro canadiense nos ha obsequiado con otro video en el que ha tocado diferentes palos.
El video es extenso, dura 25 minutos, y os lo adjuntaremos abajo para el que entienda inglés y quiera escuchar lo que dice de su propia voz, pueda hacerlo. Para los que no os manejéis con el idioma de Shakespeare, os haremos un pequeño resumen sobre lo que dice Negreanu.
En primer lugar nos cuenta unas batallitas de sus inicios en el mundo del poker y las apuestas, para introducir el tema principal de este video: la integridad y la transparencia en este mundillo.
«Cuando era un adolescente, además de estar interesado en el poker, estaba muy interesado en el mundo de los deportes. Recuerdo que tenía un grupo de amigos, en el que nos gustaba apostar a todo. Un día apostamos sobre el baseball. Ellos, sobre el papel, eran los grandes favoritos, y yo era el que iba contra marea. Recuerdo una noche en la que estaba jugando en una poker-room, y comprobé cómo iban los resultados de los 8 partidos a los que había apostado. De esos 8 partidos, iba ganando en 7 de ellos, y empatando en uno, por lo que me sentí bastante satisfecho: tenía pinta de que iba a ser un gran día de cobro. Entonces me fui a casa, caí dormido como un angelito, y cuando me desperté a la mañana siguiente, estos chavales me llamaron por teléfono, y me dijeron: ‘tenemos que echar cuentas’. Y yo pensé: ‘¡ya te digo si tenemos que echar cuentas! Hoy es día de cobro’. Lo cierto es que ni me molesté en comprobar los resultados finales cuando me desperté. Entonces les pregunté: ‘¿Cómo quedó la cosa? ¿Cuánto me debéis?’, y su respuesta fue: ‘¿Te debemos? ¿Querrás decir, cuánto nos debes? Nosotros ganamos. Ganamos los 8 partidos’. Inevitablemente, salté de la cama y me puse a mirar los resultados. En uno de ellos íbamos ganando 7-0, y acabamos perdiendo. En otro partido íbamos 7 a 2 en la 9.ª entrada, y nos acabaron empatando. En la 10.ª entrada (la del desempate), acabamos perdiendo 10-7. Entonces, me di cuenta que efectivamente, habíamos perdido los 8 partidos a los que yo había apostado. Echando las cuentas, resulta que les debía 8.500$. Yo no tenía ese dinero, pero las buenas noticias eran que otro grupo de chavales, me debía 11.000$, el problema era que éstos no contestaban mis llamadas por lo que la cosa se me ponía cada vez más complicada. No sabía ya qué hacer. En esos momentos tenía como 2.300$ a mi nombre, estaba en un apuro bastante gordo. Esperé como una semana a ver si los que me debían dinero se decidían a dar señales de vida, pero nada, lo cual me ponía entre la espada y la pared. Tenía que contar la verdad a estos chicos a los que les debía tanto dinero: no podía pagarles aunque tenía toda mi intención. La verdad fue embarazoso tener que agachar la cabeza y contarles la verdad. Lo cierto es que eran unos chavales geniales, muy buena gente. Eso me ayudó a sobrellevar la situación. Me armé de valor y les conté la situación. No quería perder la credibilidad en aquellos momentos. Ellos valoraron mi frontalidad y mi transparencia. Entonces aprendí a valorar la responsabilidad que hay que tener en este mundillo. Finalmente, hicimos un trato. Ellos sabían que yo era un buen jugador de poker, y que podía jugar Limit Hold’em 10/20$, así que hicimos un trato por el que yo les pagaría 500$ cada semana hasta saldar la deuda. Así lo hice, lo cual por cierto me ayudó a mejorar la estrategia y a ser lo que soy hoy en día. Entonces llegaron las Navidades. Yo hasta entonces les había pagado puntualmente cada semana. Pero llegó una ocasión, en la que yo iba a pagarles, y decidieron darme una ‘bola extra’. Me perdonaron una semanada de 500$, cosa que no tenían por qué hacer.
Al mismo tiempo, mientras yo saldaba mi deuda, uno de estos chicos coincidió conmigo en el instituto. Yo le agradecí enormemente que no me delatara, que no contara a los 7 vientos que yo tenía una deuda con ellos, que fuera discreto al fin de cuentas. Fueron comprensivos conmigo, y no me dejaron en evidencia delante de nadie, creo que gracias en gran medida a que fui honesto con ellos y les conté la verdad.
Creo que toda esta historia me ha venido recientemente a la cabeza debido a muchas de las cosas que vemos en el poker de hoy en día, y que tiene que ver con mucha gente que debe dinero a otros. Por ejemplo, en mi caso, en las pasadas WSOP®, yo banqué a 3 jugadores. Pues bien, esos tres jugadores acabaron pegándomela y hoy en día me siguen debiendo dinero, según ellos por diferentes motivos: uno porque decía que tenía hijos y necesitaba el dinero, otro por algo parecido y el otro simplemente porque se fundió el dinero. Yo entré en shock. Pensaba que eran chicos responsables, íntegros y honestos.
Cuando cada uno de ellos me contó sus motivos, vi en sus ojos la misma sensación que cuando yo tuve que decirle a aquellos chicos que no podía pagar mi deuda. Los que me debían dinero sabían que estaban equivocados, que no estaban haciendo lo correcto. En ningún momento me apiadé de ellos. Todos sabíamos que estaban actuando como una mierda. Mostraron falta de honestidad, de integridad, y tal vez en parte por todo eso, decidí contar aquí estas historias. […] Quién sabe, tal vez algún día me devuelvan el dinero, tal vez no. Quiero pensar que no me equivoqué tanto, y que estos chicos tienen la suficiente integridad como para algún día reconocer sus errores y enmendarlos […]».
Tras estas batallitas de su infancia y de su más reciente actualidad, que al fin y al cabo lo único que hace es introducir el tema que Negreanu en esta ocasión quiere tratar, pone algunos ejemplos de jugadores conocidos por todos, que recientemente también han cometido actos «deshonestos», sabidos por todos:
«Supongo que todo este asunto también está relacionado con otro asunto importante. Tengo un amigo, que todos conoceréis, que también cometió algunos actos incívicos, horribles la verdad, de los cuales no puedo apiadarme, no hay excusas para las cosas que hizo […], pero que por otra parte, por lo menos fue capaz de aceptar y pedir disculpas por ello. Me refiero por ejemplo al caso de Justin Bonomo, quien como muchos ya sabréis hizo algunas cosas, cómo decirlo, precisamente no muy honrosas, cosas que tenían que ver con ‘multicuentas’ en salas online. U otro ejemplo, como puede ser Sorel Mizzi, que también estuvo involucrado en algunos asuntos turbios en tiempos pretéritos, pero en cambio creo a ciencia cierta que él se siente arrepentido de aquellas cosas y hoy en día es un hombre nuevo. Lo creo al 100%, tal vez no antes, pero hoy en día sí. O por qué no mencionar otro nombre: Brad Booth, quien por cierto no sé dónde está en estos momentos. Sé que tiempo atrás debía un montón de dinero a distintos jugadores, mintió, jodió a un montón de gente, antes de hacer ese vídeo en el que pedía disculpas a todos ellos. Y es que ese es el primer paso que hay que dar para poder volver a ser alguien dentro de este mundo. Pedir disculpas y aceptar responsabilidades«.
Concluyendo:
«Todo el mundo es capaz de mantener limpia su palabra, siempre y cuando sea una persona íntegra con los demás y consigo mismo […]. Pero si alguien te roba dinero, da exáctamente igual para qué te ha robado ese dinero. No hay excusas, se ponga cada uno como se ponga. De todas formas, si tenéis otra opinión y la queréis compartir conmigo, estaré encantado de escucharla».
Tras esto, hace una referencia a su nuevo corte de pelo, antes de pasar a otro tema en el cual Negreanu se ha mostrado muy crítico en los últimos tiempos: el reloj «de posesión» en los torneos en vivo:
«Me gustaría mostrar aquí cuáles son mis convencimientos sobre el asunto del ‘reloj de posesión’. Lo cierto es que en los dos últimos torneos que he jugado, no he sentido su necesidad, creo que porque un alto porcentaje de jugadores eran amateurs, ya que creo que ellos no invierten tanto tiempo en cada decisión, como pueden hacer los profesionales, por ejemplo ‘Durrrr’, quien ya admitió que puede tener parte de culpa en que la gente le quiera imitar».
«Creo que habría que tomar la misma decisión que en su día tomó la NBA. Hubo un partido hace muchos años que acabó con un tanteo de 18-19. Entonces los directivos de la NBA se dieron cuenta que había que hacer algo, que fuera bueno para el juego y también para los espectadores. Fue entonces cuando se introdujo el reloj de posesión de 24 segundos. Lo mismo pienso cuando se retransmite una mesa final por streaming, que se acaba haciendo pesado incluso para los que lo están viendo. Y no digo con esto que esta idea sea aplicable solo a los torneos televisados. No creo que sea porque la gente quiera salir más en la tele, sino porque ya lo han adquirido como algo normal».
«Lamentablemente, en nuestra cultura lo de pedir tiempo sobre algún jugador, está considerado como algo malo, algo descortés, pero en realidad, todos tenemos ese derecho cuando estamos sentados en una mesa. Y es por eso que hace días anuncié que de ahora en adelante, pediré tiempo siempre que así lo considere, sin importarme quién tenga en frente, así que espero que no os lo toméis como algo personal, porque no lo es. Pienso hacer lo siguiente: cada vez que me siente en una nueva mesa, haré saber a todos sus integrantes que si se demoran más de 2 minutos para cada decisión, pediré tiempo, para que ninguno se sorprenda ni se lo tome como algo personal. Así pues, tendrán 3 minutos para tomar su decisión, lo cual considero más que suficiente, máxime cuando muchos de ellos están acostumbrados a jugar montones de mesas online teniendo que decidir en pocos segundos».
«Muchos piensan que esto podría acabar cambiando la dinámica del juego, pero yo os aseguro que no es así. Al final nos acabamos adaptando a lo que tenemos. Por ejemplo, en Australia, en el Aussie Millions, jugamos un torneo de 100.000$ de entrada con un reloj de tiempo de 30 segundos, y ¿sabéis cuántas veces hubo que matar una mano porque el reloj se había agotado? ¡Cero! Eso demuestra que el reloj puede funcionar realmente bien. Así que por eso he tomado esa decisión, que por cierto, si queréis emplear contra mí, me parecer perfectamente válido y lícito».
«Pero eso sí, aseguraros de que sois equitativos cuando hagáis esto. Yo procuraré serlo también, aunque a veces me cueste o aunque tengáis en frente algún amigo. Por ejemplo, una vez estaba sentado en una mesa con Vanessa Selbst y Andrew Lichtenberger. Ellos dos estaban en una mano en un torneo que estábamos jugando en el Bellagio. Yo en ese momento me sentí mal por dentro, como diciendo: ‘¿cómo le voy a pedir tiempo a Vanessa?’. Pero al mismo tiempo, pensaba que no podía tratarla diferente solo por tener una amistad con ella, así que finalmente lo hice. Creo que es lo justo«.
Y tratado el tema del reloj, no podía finalizar su intervención sin antes hacer su alusión de rigor a Howard Lederer:
«Con esto acabo este video. Me gustaría puntualizar que lo que he contado al principio, es mi opinión personal. Veo en todo ello un montón de diferencias sobre lo que he contado sobre mí y otros jugadores, a lo que ha ocurrido con todo el asunto que rodea a Howard Lederer. Justin Bonomo admitió su culpa, Sorel (Mizzi) y Bratt Booth hicieron lo mismo. Pero en cambio, Howard todavía no ha sido capaz de entonar el ‘Mea Culpa’. Sigue queriendo adoptar la postura de que nunca ha estado equivocado, fueron otros. En algún momento ha parecido que se ha querido disculpar, pero sinceramente a mí no me ha dado esa sensación, así que por lo que a mí respecta, no es suficiente con eso«.
Este es el resumen de lo comentado por Negreanu en su último video, que por cierto, aquí os colgamos para el que lo quiera escuchar íntegramente.